El papel potencial de las lombrices en la pedogénesis
Charles Darwin (1838) reconoció por primera vez el papel de los animales del suelo en la formación del suelo en 1837 y se ilustra bien en su último libro La formación del moho vegetal a través de la acción de los gusanos, con observaciones sobre sus hábitos (Darwin, 1881). Desafortunadamente, este libro se hizo más conocido a lo largo de los años como el «libro de las lombrices», más que como un «libro de suelo». No fue hasta la década de 1980 que la investigación sobre el papel de la fauna del suelo en la pedogénesis se fortaleció, con una gran cantidad de artículos que describen y destacan el papel de las lombrices en este proceso. Esta tendencia continuó en el siglo XXI, aunque todavía no se ha generalizado: incluso hoy en día, se proponen algunos modelos de génesis del suelo que no incluyen la fauna del suelo.
Las lombrices de tierra afectan la pedogénesis de dos maneras principales: primero modificando los perfiles del suelo a través de la bioturbación y segundo por sus efectos sobre la descomposición y el ciclo de nutrientes. La bioturbación a través de excavación y fundición mueve el material dentro y entre los horizontes del suelo, mezclando fracciones orgánicas e inorgánicas; además, destruye los agregados y crea otros nuevos, alterando la porosidad, la aireación y la infiltración de agua. La alimentación de lombrices de tierra en materiales orgánicos de diversas edades aumenta la trituración, estimula la actividad microbiana y afecta las tasas de descomposición y el ciclo de nutrientes. Además, las enzimas digestivas y la actividad microbiana en el paso intestinal, afectan la meteorización mineral y la orientación de las plaquetas de arcilla.
Es importante destacar que las lombrices de tierra también juegan un papel crucial en la mejora de la calidad del suelo. Al consumir materia orgánica y excretarla en forma de humus, un material rico en nutrientes, las lombrices de tierra ayudan a mejorar la fertilidad del suelo. Este humus también ayuda a mejorar la estructura del suelo, aumentando su capacidad para retener agua y nutrientes. Además, las lombrices de tierra también pueden ayudar a mejorar la estructura del suelo al crear túneles, que pueden ayudar a mejorar la aireación del suelo y facilitar la penetración de las raíces de las plantas.
La importancia específica de las lombrices de tierra para los procesos pedogenéticos depende de la categoría ecológica de la lombriz en particular, que sirve como un corolario de la función de las lombrices de tierra en el suelo. Existen tres categorías principales conocidas (anecic, epigeic y endogeic). Las especies anecicas se alimentan de material vegetal generalmente mezclado con el suelo (que también ingieren en grandes cantidades) y hacen madrigueras permanentes, generalmente en una dirección más vertical. Los epigéticos viven y se alimentan de la basura de la superficie, rara vez ingieren partículas del suelo y producen piezas de fundición básicamente orgánicas. Las endógenas son especies geófagas que viven en el suelo y se alimentan de materia orgánica de suelo de diferente calidad: las especies poli, meso y oligohúmicas se alimentan de suelos ricos en C, intermedios y pobres en C, respectivamente. Finalmente, se dividieron las lombrices de tierra en especies de compactación y descomposición, dependiendo de su capacidad para modificar la estructura del suelo; o en transformadores de basura e ingenieros de ecosistemas.
Por lo tanto, los efectos de una comunidad activa de lombrices de tierra en las propiedades, procesos y génesis del suelo dependen de las especies particulares presentes en la comunidad (composición de especies), la abundancia de las especies (números y biomasa) y el período de actividad, factores determinados por el clima, los tipos de suelo y vegetación, y la gestión humana. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la actividad de las lombrices de tierra también puede ser perjudicial en algunos casos. Por ejemplo, pueden contribuir a la erosión del suelo al crear túneles que pueden desestabilizar la estructura del suelo. Además, algunas especies de lombrices de tierra pueden ser invasoras y desplazar a las especies nativas, alterando así los ecosistemas del suelo. Por lo tanto, es crucial gestionar adecuadamente las poblaciones de lombrices de tierra para maximizar sus beneficios y minimizar sus impactos negativos.