Ósmosis celular
Las células de todos los organismos presentan una concentración diferente de minerales y otros solutos en su interior respecto al medio que los rodea. Las células introducen deliberadamente compuestos que se encuentran en su entorno para poder crear nuevas estructuras internas, mantener las que ya tiene o generar energía. De esta manera la célula tiene una composición diferente del medio que la rodea.
Debido a las características del agua a la larga la concentración de cualquier soluto en una solución acuosa tiende a ser homogénea, el soluto está igual de repartido en todo el volumen de agua. Sin embargo, las células no quieren eso, necesitan tener una mayor concentración de solutos que el medio que los rodea, por lo que tienen que tener sistemas de captación de compuestos del medio en contra del gradiente de concentración.
Uno de los experimentos más sencillos sobre las características del agua como disolvente es juntar a través de vasos comunicantes agua teñida con un colorante y agua sin teñir. Al tiempo la concentración del tinte se iguala en todo el volumen. En este caso el tinte viaja a favor de gradiente de concentración (de donde está muy concentrado a donde está poco concentrado).
Las células gastan energía activamente para introducir en el interior de su membrana plasmática solutos que en el medio están a menos concentrados, haciendo viajar a los compuestos en disolución de donde están poco concentrados a donde están más concentrados. Para entenderlo, es como si las células metieran el tinte en su interior de forma que el agua a su alrededor quedase sin teñir y en su interior todo el tinte.
Las células son capaces de introducir en su interior los solutos gracias al fenómeno físico llamado ósmosis inversa, en el que los solutos pasan a través de una membrana semipermeable (la membrana plasmática) desde una zona con baja concentración, el medio, a otra de alta concentración, el citoplasma.
La composición de solutos de la célula es muy compleja, algunos solutos del citoplasma deben estar en mayor concentración que en el exterior, otros pueden estar a la misma concentración y otros deben estar a menor concentración. Es por esto que en la membrana celular se encuentran cientos de canales y receptores de solutos especializados en el transporte selectivo de solutos. Uno de los transportadores más conocidos es la bomba sodio- potasio, de la que hablamos aquí (próximamente).
Gracias a esto las células pueden mantener su volumen interior, la turgencia de la pared celular y además evitar la osmolisis. Si la célula contiene una gran concentración de solutos y los retiene en su interior debido a las propiedades físicas del agua como disolvente ésta debería entrar en la célula hasta igualar la concentración con el exterior. Si eso pasase la célula reventaría por un exceso de agua, osmolisis. Por el contrario esto no pasa puesto que las células animales tienen mecanismos que bombean agua al exterior constantemente y las células de otros organismos (vegetales, hongos, bacterias) cuentan con una pared celular que define la forma que pueden tener las células. Además las células vegetales cuentan con un orgánulo, la vacuola, especializado en la retención de agua, con el fin de mantener la turgencia de las células.