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Cómo funciona la alergia. La sensibilización en el proceso de Hipersensibilidad

Publicado por Ramón Contreras

La hipersensibilidad se da cuando el sistema inmune del cuerpo reacciona de forma exagerada ante un estímulo que en condiciones normales no debería afectar al cuerpo. La respuesta exagerada frente a un patógeno o frente a un cuerpo extraño es buena, pues evita la propagación de la enfermedad o la entrada de otros compuestos. Sin embargo, no todo lo que entra en contacto con el sistema inmune debe crear una respuesta inmediata y potente. La hipersensibilidad más común, o la que conocemos todos, es la tipo I. Esta hipersensibilidad está mediada por inmunoglobulinas tipo E (IgE) y es lo que conocemos como alergia.

Las IgE se caracterizan por una cadena pesada que pueden incorporar los mastocitos y basófilos.

El proceso de una alergia, desde el punto de vista del sistema inmune, tiene dos partes: la sensibilización y el desencadenamiento.

En la sensibilización partimos de un antígeno (una partícula que los glóbulos blancos reconocerán como extraña) al que el cuerpo nunca se ha visto expuesto. Por lo tanto, los linfocitos o glóbulos blancos, nunca se han enfrentado a él. Cuando entramos por primera vez en contacto con todos los antígenos, el cuerpo (el sistema inmune) debe decidir si es bueno o malo. De hecho, esta decisión puede pasar de nuevo cada cierto tiempo si el sistema inmune hace tiempo que no se ha enfrentado a ese patógeno. En cualquier caso, cuando los glóbulos blancos se enfrentan a un patógeno que deciden que es peligroso, crean IgE.

Los linfocitos Th2 (un tipo de linfocitos T) reconocen el antígeno y empiezan a producir IL-4 e IL-5. Estas moléculas son unas citoquinas que viajarán por la sangre hasta los linfocitos B. Estos reconocerán la señal y empezarán a desdiferenciarse en células plasmáticas. Este tipo celular del sistema inmune es el que sintetiza las IgE con las cadenas ligeras específicas para reconocer ese alérgeno en grandes cantidades. Este paso, la sensibilización, puede tardar días o semanas en completarse, dependiendo de la cantidad de IL-4 e IL-5 que producen los linfocitos Th2, el tiempo que tarden en encontrar los linfocitos B y el tiempo que tarden estos en diferenciarse y empezar a producir IgE. Todo dependerá en última instancia de la cantidad de alérgeno con la que se encuentran los Th2.

Una vez sensibilizado, el sistema inmune (los linfocitos B) producirá IgE en grandes cantidades durante meses y años. Estas inmunoglobulinas circularán en la sangre hasta encontrarse con los mastocitos y los basófilos, dos tipos celulares del sistema inmune, otros linfocitos. Los mastocitos y los basófilos incorporarán las IgE a su membrana y permanecerán a la espera durante un tiempo relativamente largo. Así que estamos sensibilizados mientras los linfocitos B sigan produciendo IgE y los mastocitos y basófilos que las han incorporado sigan vivos. Lo cual nos dará protección frente a ese alérgeno durante un tiempo. Si durante el tiempo que tenemos IgE no volvemos a entrar en contacto con el antígeno, el cuerpo dejará de producir las IgE específicas, dejaremos de ser alérgicos.

Si, por el contrario, volvemos a entrar en contacto con el antígeno/alérgeno dentro del tiempo de sensibilización, las IgE producirán una reacción de defensa conocida como el desencadenamiento. Puedes leer más sobre él aquí (próximamente).