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Bancos de semillas: Conservación del germoplasma

Publicado por Ramón Contreras

Los bancos de semillas son la solución que hemos encontrado a nuestros intentos por conservar nuestra biodiversidad vegetal. En la literatura científica decimos que se trata de conservar es el germoplasma. Oficialmente el germoplasma es un recurso fitogenético de gran utilidad para preservar la biodiversidad y mantener una base genética amplia que se pueda utilizar en programas de mejora, aunque lo que conservamos son semillas y plantas con capacidad reproductiva a fin de que las especies y variedades autóctonas no caigan en el olvido.

Año tras año, desde el comienzo de la domesticación de las plantas, ha ido disminuyendo la variabilidad genética en lo que denominamos pasos por cuellos de botella. Con el desarrollo de variedades modérnas domésticadas que respondían mejor a nuestros propósitos (mayor producción principalmente) más extensión de terreno ocupan estás variedades y menos las propias de las distintas regiones y ecosistemas. Estas variedades comerciales tienen muy poca variabilidad, puesto que el ser humano busca unas características muy concretas, no se les da muchas opciones a las plantas para que sean diferentes, por ejemplo, todos los tomates de una mata tienen que ser de un tamaño regular puesto que en el mercado se clasificarán todos en la misma categoría de tamaño y peso, si la tomatera diese tomates de diferentes tamaños sería un problema burocrático de conformidad de calidad del alimento. El problema de estas plantaciones tan iguales es que frente a cualquier adversidad ambiental (cambio de clima, suelo, infección por hongos), al haber mucha homogeneidad, perdemos la ventaja defensiva de la diversidad existente o lo que conocemos como “alguno sobrevivirá”. Se precisa conservar la variabilidad para aprovecharla frente a dificultades.

Los recursos fitogenéticos se conservan en bancos de germoplasma, que hacen una conservación ex situ, lejos de la localización de la planta, y sus funciones son mantener las colecciones en buen estado y suministrar el material requerido a terceras personas, generalmente con fines de mejora genética.

Conservación en bancos de germoplasma:

Ex situ: bancos de semillas, bancos de genes, jardines botánicos, conservación in vitro, críoconservación.

In situ: conservación de especies y ecosistemas, áreas protegidas, agroecosistemas (en granja).

Bancos de germoplasma: Los genotipos individuales deben ser mantenidos a un coste mínimo y libres de infección. Si se propagan sexualmente se guarda la semilla: baja temperatura y humedad. Además hay que reproducirlas periódicamente y ver que el genotipo es igual y están sanas.

Se conservan a corto plazo a 0-5ºC, o a largo plazo por debajo de -10ºC.

Para las plantas de reproducción vegetativa, se usan colecciones “vivas” (cultivos), aunque es más caro y hay mayores problemas de pérdidas (la colección viva necesita mucho espacio, mano de obra, y está sometida a inclemencias meteorológicas, e infecciones). Se suele usar cultivo in vitro.

Bancos de semillas: Antiguamente se hacían en tarros con agente desecante. Ahora se hace en sobres bien clasificados. La colección activa se conserva en cámara fría, de 0 a 5ºC, y baja humedad. La colección base se conserva a largo plazo a temperaturas inferiores a -10ºC.

Uno de los bancos de semillas más famosos es el que está cerca del circulo Polar Ártico, en Noruega, puesto que allí no necesita mucho para mantener las bajas temperaturas necesarias para mantener las semillas.

Métodos de conservación ex-situ para especies con propagación vegetativa: Se conserva directamente la colección viva, puesto que no tienen cruzamiento. Pero tiene desventajas: Mantener una plantación requiere una gran superficie de cultivo y abundante mano de obra. Se pueden presentar problemas fitosanitarios inherentes al cultivo (enfermedades, plagas y virus) que podrían acabar con las variedades que intentamos conservar o peor aún influir su evolución y perder diversidad.

Pero conservar in vitro tiene sus ventajas: La tasa de crecimiento es bajísima, por lo que no necesita grandes cuidados y por lo tanto poca mano de obra. Se busca disminuir el tiempo necesario para producir las semillas. Son necesarios pocos nutrientes para mantenerlos.