Biología
Inicio Anatomía animal Fosa temporal

Fosa temporal

Publicado por Pablo Morales

La fosa o fenestra (del latín fenestra, ventana) temporal es una depresión en la cara lateral presente en el cráneo de muchos amniotas. Está delimitada superiormente por la línea temporal, por la apófisis frontal del hueso cigomático y por el arco cigomático. Su función es la de proveer de inserción a los músculos encargados del movimiento de la mandíbula inferior, los cuales por tener una función tan importante donde se requiere mucha fuerza, necesitan un área de anclaje considerable.

Fosa Temporal

Debido a las distintas formas que puede tomar en los amniotas, la fosa temporal ha sido utilizada como carácter taxonómico con especial valor para clasificar organismos según la Clase o Subclase a la cual pertenecen. Los amniotas, cabe recordar, son un grupo de vertebrados tetrápodos terrestres que incluyen a los mamíferos, tortugas, aves y reptiles, de los cuales hay grupos enteros sólo representados por especies extintas (por ejemplo los dinosaurios).

Por ser parte del cráneo, esta característica es de especial interés en ramas como la paleontología, en la cual muchas veces no se dispone del espécimen en su totalidad y el cráneo suele ser de las piezas que se conservan con mayor asiduidad y menos deterioro.

Existen cuatro formas o configuraciones en las que aparecen las fosas temporales en los cráneos, y este es el criterio para asignar un organismo a alguna de las Clases o Subclases de amniota.

La primera configuración es la anápsida, y esta es simplemente la ausencia de una fosa temporal. Se supone que esta forma es la ancestral, o sea, la que tenían los organismos que fueron los ancestros de todos los amniotas, por tanto se la llama la forma plesiomórfica. Los organismos que poseen esta configuración pertencen a la subclase Anapsida, siendo sus únicos representantes actuales las tortugas (Testudines), el resto de los organismos anápsidos sólo se encuentran en el registro fósil.

La segunda que veremos es la sinápsida. En esta configuración existe una fosa temporal inferior, característica de la Clase Synapsida, a la cual pertenecemos los seres humanos junto con el resto de los mamíferos. También pertenecen a esta clase un conjunto de reptiles llamados mamiferoides (con forma de mamífero). Un ejemplo de estos últimos son los ya extintos pelicosaurios, los que se supone que, además, eran endotermos, o sea que controlaban su temperatura corporal.

En tercer lugar está la configuración diápsida, y como su nombre lo indica a cada lado del cráneo se encuentran dos fosas temporales, una en posición inferior y otra superior. Es característico de la subclase de amniotas Diapsida, que incluye a los cocodrilos, los lagartos, las serpientes, las aves y los dinosaurios.

Por último, en la configuración euriápsida existe una única fosa temporal pero de posición superior. Se cree que esta disposición de la fosa temporal surge de la desaparición de la fosa inferior en organismos diápsidos. Los organismos que presentan este tipo de fosa temporal no se agrupan en una Clase o Subclase ya que puede tener diversos orígenes y no siempre están relacionados. Estos organismos forman, por tanto, un grupo polifilético.

Dentro de las distintas características notables en un cráneo de vertebrado, la fosa temporal y su configuración constituyen una importante herramienta para el taxónomo de vertebrados, siendo de especial utilidad para distinguir clases de amniotas en especimenes del registro fósil.