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Lamelas procariotas y mesosomas

Publicado por Ramón Contreras

Cuando describimos la célula procariota y la comparamos con la célula eucariota muchas veces tendemos a simplificar la enorme complejidad de una célula procariota. Se dice, y con razón,que las células procariotas no tienen orgánulos y que todo el material genético y enzimático se encuentra en el citoplasma. Muchas veces, en comparación con los ordenaditos eucariotas, nos imaginamos aquello como un batiburrillo de cosas y enzimas viajando de un lado a otro, como el caos en una ciudad ajetreada a la que no conseguimos coger el ritmo frenético.

Las células procariotas ya deberían parecernos un portento de por sí. El mero hecho de existir como ser vivo ya es una maravilla de la naturaleza. El problema es que poca gente admira un carro tirado por mulas cuando al lado tiene un Ferrari. Pues algo parecido le pasa al orden interno de los procariotas. EL material genético de estos seres unicelulares se encuentra en el citoplasma, sí, pero no vaga a la deriva, sino que muchas veces se encuentra ligado a un punto concreto de la membrana. En otras ocasiones grupos concretos de enzimas, cadenas que trabajan juntas, se encuentran en un mismo punto de la membrana. Esto ayudará a que el ciclo metabólico funcione de forma más eficiente que no si tuvieran que ir viajando los metabolitos por todo el citoplasma hasta encontrar el enzima adecuado para cada paso.

Las lamelas son regiones especializadas de la membrana plasmática de procariotas. En ellas encontramos precisamente estos grupos de enzimas que trabajarán juntos. Más aún estas regiones sufren una invaginación de la membrana celular formando pozos o repliegues de la membrana interna de la bacteria o similar. Estas estructuras no llegan a ser orgánulos, puesto que no están cerrados y por lo tanto siempre se encuentran formando un continuo con el citoplasma y tampoco están separados de la membrana celular, por lo que no son independientes de esta. Las lamelas pues son regiones de la membrana que adoptan una conformación tridimensional para recoger grupos de enzimas que trabajan juntos y mantenerlos juntos. Evidentemente no todos los ciclos de la célula procariota tienen lamelas, los enzimas que intervienen en la fotosíntesis de los procariotas son el mejor ejemplo de enzimas en lamelas. En este caso las lamelas recordarán a lo que luego serán (según la teoría endosimbionte) los tilacoides y las laminillas de los cloroplastos. De hecho, en muchas ocasiones se usa como sinónimo de lamela el término laminilla o tilacoide procariota por su relación, pero nosotros preferimos no mezclar para no confundir términos.

Se encuentran lamelas en células quimiosintéticas, fotosintéticas aerobias y fotosintéticas con un solo sistema (anaeróbias). En cada grupo tienen funciones diferentes y muchas veces la forma de la lamela es diferente para maximizar las funciones de sus enzimas podemos encontrar con forma de tubo o de vesícula, incluso con formas aplanadas. De forma similar a las lamelas en procariotas encontramos mesosomas, invaginaciones de la membrana plasmática que se forman durante la fijación de las células para la observación al microscopio. En este caso, los mesosomas son una aberración causada por el propio sistema de fijación. En cualquier caso, las hipótesis que se crearon en 1960 cuando se observaron estos mesosomas fueron correctas para cuanod se encontraron las lamelas, a pesar de no estar presentes en las bacterias en las que habían encontrado incialmente.