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Geosminas, el olor de la tierra mojada y la humedad

Publicado por Ramón Contreras

Debe ser una de las pocas cosas en las que todo el mundo coincide, el aroma de tierra mojada, el de lluvia, le gusta a todo el mundo. Será una predisposición genética o una adaptación fisiológica para sentirnos atraídos por el agua, tan necesaria para la vida. A favor de esta hipótesis está el hecho de que el olfato humano, que no destaca especialmente por su sensibilidad entre los animales, tiene un umbral de detección especialmente bajo, bajísimo, para detectar la geosmina (una molécula de cada cincuenta mil millones de moléculas de aire). Para que te hagas una idea el olor a huevos podridos (hidrógeno de sulfuro) solo se detecta a partir de que hay 2 moléculas de este olor por cada mil de aire. El caso es que estudios realizados con algunos animales, desde insectos hasta mamíferos, parecen demostrar que emplean su olfato para seguir el olor en busca de agua.

El olor de tierra mojada se denomina geosmina. Es una molécula de 12 carbonos (C12H22O), formando dos anillos aromáticos en forma de decalina, cuya nomenclatura científica es 4,8 a-dimetildecalina- 4a-ol. Esta molécula cíclica es volátil, es un naftaleno saturado con dos metilenos y un grupo hidroxilo. Pero, ¿de dónde sale esta molécula? ¿Quién la produce?

Se ha descubierto que existen varios organismos capaces de producir geosminas. El más estudiado es Streptomyces coelicolor, aunque también se ha visto en cianobacterias del suelo y hongos de la familia de los hongos filamentosos como Penicilium expansum. El estudio de genoma de la bacteria S. coelicolor han conseguido aislar el gen concreto que produce esta molécula y han demostrado que su eliminación del genoma conlleva la ausencia del aroma característico. El género Streptomyces es uno de los grupos bacterianos más estudiados precisamente por esto, son capaces de sintetizar gran número de compuestos secundarios, tales como antibióticos y supresores de las defensas. La función de las geosminas en estos organismos todavía no está clara, aunque se supone que estará relacionada con los procesos de defensa del organismo durante el crecimiento que se produce durante la época húmeda.

Como ya se comentaba antes diversos animales no solo perciben el olor de geosmina, sino que lo emplean para sobrevivir. Los camellos siguen el rastro para llegar hasta los lugares donde encontrar agua y de forma similar insectos y nematodos siguen el rastro a las zonas húmedas. Incluso, algunos cactus emiten este tipo de compuestos para atraer a sus polinizadores en el desierto.

En este caso se puede confundir con el petricor, que es el nombre anglosajón para el olor de piedra mojada. Sin embargo, el petricor es un aceite esencial producido por las plantas para mantener sus semillas estables hasta la llegada de las lluvias, y que con estas se desprende con el consecuente aroma. Al contrario que la geosmina, el petricor no ha podido ser sintetizado en el laboratorio puesto que en su composición hayamos más de 50 moléculas diferentes. El petricor fue definido por primera vez en 1964, publicado en la revista Nature. No obstante, hacía referencia a un conjunto de compuestos entre los que se incluía, sin saberlo, a las geosminas.