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Qué es y cómo tratar la hipersensibilidad III

Publicado por Ramón Contreras

La hipersensibilidad tipo III, también conocida como reacción de Arthus o enfermedad del suero, es una respuesta inmunitaria exagerada del organismo ante la presencia de antígenos. En este tipo de hipersensibilidad, los anticuerpos IgG y complejos inmunes se depositan en diferentes tejidos y desencadenan una respuesta inflamatoria localizada. Esto puede provocar daño en los tejidos y órganos afectados, lo que se manifiesta con síntomas como inflamación, dolor, erupciones cutáneas, fiebre y otros síntomas generales

La hipersensibilidad de tipo III puede estar implicada en diversas enfermedades autoinmunes y enfermedades inflamatorias crónicas, como la artritis reumatoide, la vasculitis, la glomerulonefritis y la enfermedad del suero, entre otras.

Los síntomas de la hipersensibilidad de tipo III pueden variar dependiendo del órgano o tejido afectado, pero comúnmente incluyen inflamación en diferentes partes del cuerpo, como las articulaciones, la piel o los órganos internos. Dolor en las articulaciones. Fiebre. Erupciones cutáneas. Fatiga. Malestar general. Problemas respiratorios. Dolor de cabeza. Aumento de la presión arterial. Como ves son síntomas algo genéricos por lo que ante la sospecha se recomienda acudir a un especialista para poder descartar otras dolencias menores.

Es importante identificar la causa subyacente de la hipersensibilidad tipo III para poder tratarla de manera adecuada y evitar complicaciones. El diagnóstico de la hipersensibilidad de tipo III se basa en la evaluación clínica, pruebas de laboratorio específicas y pruebas de imagen para identificar la presencia de complejos inmunes y la respuesta inflamatoria en los tejidos afectados. Algunas pruebas que se pueden realizar para detectar una hipersensibilidad de tipo III incluyen:

1. Prueba de precipitinas: Esta prueba detecta la presencia de anticuerpos IgG e IgM que forman complejos inmunes con los antígenos. Se realiza mediante la mezcla de suero del paciente con el antígeno sospechoso y la observación de la formación de precipitados.

2. Prueba de inmunofluorescencia: Esta prueba detecta la presencia de complejos inmunes en tejidos mediante la adición de un anticuerpo fluorescente específico que se une a los complejos inmunes y emite luz bajo un microscopio de fluorescencia.

3. Prueba de ELISA (ensayo de inmunoabsorción ligado a enzimas): Esta prueba detecta la cantidad de anticuerpos circulantes en suero contra un antígeno específico. Se basa en la unión de los anticuerpos a una enzima que produce un cambio de color cuando se agrega un sustrato.

4. Biopsia de tejido: En casos más graves o complicados, se puede realizar una biopsia de tejido afectado para examinar la presencia de inflamación y depósitos de complejos inmunes.

El tratamiento de la hipersensibilidad de tipo III generalmente implica el control de la inflamación con medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINEs): Como el ibuprofeno, naproxeno, indometacina, entre otros, que ayudan a reducir la inflamación y aliviar el dolor. Inmunosupresores: Como la azatioprina, ciclofosfamida, metotrexato, micofenolato mofetilo, que actúan suprimiendo la respuesta inmunitaria exagerada y reduciendo la formación de complejos inmunes. Corticosteroides: Como la prednisona, prednisolona, dexametasona, que tienen un potente efecto antiinflamatorio e inmunosupresor, disminuyendo la respuesta inflamatoria y reduciendo los síntomas. Y terapias dirigidas a modular la respuesta inmune

Los anticuerpos reconocen de forma muy específica moléculas, que llamamos antígenos

. Es importante abordar las causas subyacentes de la hipersensibilidad para prevenir complicaciones a largo plazo.