Por fin secuencian el genoma completo de la cebolla
La cebolla es uno de los sempiternos ingredientes en las cocinas alrededor del mundo. Extendida desde Asia central hacia occidente y con una genial adaptación a todo tipo de climas la cebolla se encuentra plantada en todos los continentes. Entre sus mayores productores encontramos a los gigantes de siempre por extensión China, Rusia y EE. UU., pero también a la India, Irán o Turquía en oriente próximo y a continuación países con gran tradición culinaria como o Argentina, Perú Méjico, España y Japón.
La cebolla recibe el nombre científico de Allium cepa, este nombre fue dado ya por Linneo. No obstante, existen cantidad ingente de sinónimos o variedades, dependiendo de los cultivares (hay unos 40 cultivares reconocidos, más las variedades silvestres). En general pueden diferenciarse tres tribus dentro de la especie. Las cebollas cercanas a la común y que representan a la gran mayoría son la tribu typicum, las tipo chalota que generan varias cebollas en el bullo y tienen un tamaño menor son el grupo aggregatum y el tercer gran grupo es viviparum, caracterizado por sus flores siempre vivas, este grupo da las cebollas apenas comercial, y más pequeñas en ocasiones se las llama cebollas perennes o egipcias. Aunque la secuenciación del genoma se ha realizado en la variedad más común, se espera que avanzar el esta materia en otras variedades sea mucho más fácil partiendo de este mapa genético.
Pero entrando en materia, su genoma es 5 veces más grande que el del ser humano y unas 16 veces mayor que el del tomate (razón por la cual se ha tardado tanto en secuenciar todo su material genético). La secuenciación de su genoma se ha alcanzado durante este 2021 y supondrá un ahorro tremendo de tiempo a los mejoradores genéticos. Hasta ahora gran variedad de verduras y frutas se han beneficiado de tener su genoma completamente secuenciado. Nuevas variedades con mejoras en el rendimiento ante las sequías o patógenos son posibles de forma mucho más eficiente si se conoce el genoma de la planta. Incluso sin necesidad de realizar procedimientos de ingeniería genética, solo con cruces tradicionales, pueden conseguirse variedades nuevas con resistencias presentes en otras variedades. La importancia de secuenciar el genoma es que facilitará mucho el reconocimiento de los genes implicados en tal o cual proceso que se quiera mejorar y entonces solo hará falta comparar ese gen en diversas variedades para encontrar la que tiene el mejor gen para esa característica.
La cebolla era una de los últimos vegetales que faltaba en secuenciar todo su genoma. Dentro de los principales alimentos de la humanidad, los cereales y muchas verduras ya están secuenciados. Se considera que la producción mundial de cebollas ha de aumentar 80.000 toneladas cada año para hacer frente a la demanda de la población. Los investigadores esperan que el tiempo que se tarda en conseguir una nueva variedad de cebolla con interés económico se reduzca de los 6 o 7 años que se necesitan en la actualidad hasta solo 1 año. Gracias a la gran cantidad de variedades existentes y a las especies relacionadas silvestres la cebolla goza de una gran variedad genética con la que se espera mejorar los cultivos para hacer frente a los retos alimenticios y agrícolas del siglo XXI.