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El bazo: qué es y cuál es su función

Publicado por Ramón Contreras

El bazo es un órgano que está presente en casi todos los vertebrados. Su función principal durante la fase adulta del individuo es la acumulación y destrucción de células sanguíneas viejas. Sin embargo, durante la gestación contribuye a la hematopoyesis, es decir, a la generación de las células sanguíneas. Se sitúa dentro de la caja abdominal en humanos y evidentemente está fuertemente irrigado por los sistemas sanguíneo y linfático, de donde recoge tanto glóbulos rojos como glóbulos blancos respectivamente. Su forma y composición varía entre peces, anfibios, reptiles aves y mamíferos (los únicos vertebrados que no cuentan con este órgano son los mixinos y las lampreas).

Su forma es fusiforme hasta casi circular y está formado por una mezcla de tejido parenquimático sanguíneo y otro linfático, adquiriendo un color púrpura y gris, dependiendo de la especie tendrá una composición diferente de ambos tipos celulares. Su estructura es linfoide y está rodeado por una capsula de tejido conjuntivo.

Pero no solo de destruir células vive el bazo. A mediados del siglo XX se descubrió que el bazo jugaba un importante papel en el sistema inmune. Aquellas personas a las que se les había extirpado el bazo eran más proclives a una infección bacteriana. Gracias a esto, se descubrió que el bazo es un centro regulador de la síntesis de inmunoglobulinas M (capaces de inducir lisis en bacterias, virus y algunos otros patógenos). Cuando ocurre una infección, es al bazo (que está especialmente bien comunicado tanto con la sangre como con la linfa) donde llegan y se acumulan las primeras señales de infección y es ahí donde se forman los primeros compuestos que colaboran con las inmunoglobulinas M e intentarán hacer frente a la infección.

Como ya hemos comentado, el bazo es uno de los principales generadores de eritrocitos durante la gestación. En la edad adulta pierde esta capacidad en favor de la médula ósea. Sin embargo, si algún tipo de enfermedad afecta a la médula y ésta pierde su capacidad para generar glóbulos rojos, el bazo es capaz de reactivarse y realizar la función de eliminarlos al mismo tiempo que de generarlos. Durante la formación de los eritrocitos, ya sea en la médula o en el bazo, es posible que ocurran malformaciones en las células, o que durante la vida del eritrocito vaya perdiendo su capacidad de transportar oxígeno por acumulación de otros componentes en su interior. En todos estos casos es el bazo el que identifica estos glóbulos rojos y procede a su lisis y recuperación de los elementos que los formaban. Además, es en el bazo donde los eritrocitos adquieren su forma característica cóncava. Si el bazo no es capaz de llevar a cabo estas funciones es el hígado el que reemplaza su actividad parcialmente, aunque en pacientes con el bazo extirpado el número de eritrocitos malformados o poco activos es elevado.

Finalmente, el bazo actúa como reservorio de células sanguíneas. Tanto glóbulos rojos como blancos (en buen estado) se almacenan en el bazo para ser liberados en momentos de necesidad, ya sea en situaciones de demanda de oxígeno o en situaciones de enfermedad.