Factores que afectan a la productividad de los ecosistemas: topografía y efecto invernadero
A escala global, los factores que condicionan el clima, en concreto la radiación lumínica y la temperatura, son los factores que mejor explican las diferencias latitudinales en la productividad primaria neta.
A escala regional y local, el clima sigue siendo importante, pero las variaciones en el material parental de las rocas que dan lugar al suelo y las variaciones topográficas ejercen cada vez más control sobre la productividad primaria neta de los ecosistemas. Tanto la topografía como el material parental afectan a la humedad y a la disponibilidad de nutrientes en el suelo.
Las vaguadas constituyen una unidad paisajística en el estudio de los pastizales adehesados. Constituye formaciones geológicas jóvenes que pueden definirse como depresiones más o menos amplias por cuyo fondo discurren aguas temporales (arroyos que se secan en verano, por ejemplo). Las vaguadas tienen dos laderas, por lo general de pendiente suave, y la zona de acumulación y desagüe viene marcada por dichas laderas.
En una ladera se distinguen:
– La zona de ladera alta: zona de exportación
– La zona de media ladera: zona de transporte
– La zona de ladera baja: zona de acumulación
Las zonas de exportación son las zonas de mayor pendiente, en las que se produce una fuerte erosión del suelo debido al agua de escorrentía – agua de lluvia que no se infiltra-, que arrastra materiales. En general, los suelos en los que son frecuentes los afloramientos rocosos, la productividad primaria neta es muy baja.
En la zona de acumulación se acumulan los materiales erosionados desde las zonas más elevadas, y encontramos los suelos más profundos, ricos en nutrientes y con mayor humedad edáfica, por lo tanto es aquí donde se asientan las comunidades con mayor productividad primaria neta.
Las zonas de transporte tienen características intermedias.
A nivel global, el efecto invernadero también afecta a la productividad primaria. En la atmósfera está aumentando la concentración de dióxido de carbono, fundamentalmente por la deforestación y por la quema de combustibles fósiles. Existe una relación entre el aumento del dióxido de carbono, el aumento de la temperatura y la productividad primaria neta de los ecosistemas. La base ecofisiológica de este efecto radica en que, a través de los estomas de las plantas entra CO2. Si en la atmósfera hay más dióxido de carbono, debería entrar más cantidad del mismo en la hoja y aumentar la producción. Este efecto se conoce como “fertilización por dióxido de carbono”, y sería más importante en zonas con poco agua, porque permitiría que entrara más CO2 con menor pérdida hídrica.
Se han elaborado al respecto varios modelos teóricos a nivel de ecosistema para predecir el aumento en la productividad primaria neta como consecuencia del aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera. Se llaman modelos de circulación general. Según estos modelos, no todos los cambios se deben al dióxido de carbono:
– En los ecosistemas templado-fríos y en los boreales, el aumento en la productividad de los ecosistemas se debe fundamentalmente al efecto que tiene el aumento de temperatura sobre la mineralización del nitrógeno.
– En los ecosistemas tropicales y en los bosques templado-secos sí que hay relación con el dióxido de carbono.
No obstante, estos modelos tienen fuertes limitaciones, ya que suponen que los ecosistemas no se mueven, y el cambio climático, por el contrario, provoca cambios en ellos.