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Plantas venenosas que nos encontramos frecuentemente

Publicado por Ramón Contreras

Cuando uno está frente a una planta y no sabe si es venenosa o no, la mejor recomendación es pensar que si no la ha visto en la tienda preparada para que se la pueda comer es venenosa. Así como algunos pocos animales son capaces de producir venenos o toxinas con la intención de atacar a sus presas o en menos ocasiones de defenderse de sus depredadores, la gran mayoría de plantas generan compuestos diseñados específicamente para que no se coman las partes que no se han de comer. En este aspecto los vegetales entrañan mucho más riesgo para la salud del ser humano que no los animales.

El mundo vegetal se enfrenta a un gran problema en comparación con las presas de los carnívoros, no pueden huir. Para conseguir sobrevivir a la depredación fortísima que ejercen los herbívoros sobre las plantas hay varias estrategias. Una de ellas es producir gran cantidad de material biológico para que al menos algo quede cuando hayan pasado los herbívoros. Pero hoy nos vamos a centrar en la producción de sustancias nocivas para que los herbívoros “escarmienten” y aprendan qué es lo que se puede comer y qué no.

Algunas de las sustancias presentes en vegetales son letales, pero de esa manera el aprendizaje de los depredadores es muy difícil puesto que no queda nadie vivo para enseñar a los demás individuos qué es lo que no hay que comer. Así pues, es mucho más frecuente que se generen sustancias tóxicas. Que causen vómitos y diarrea, irritación de garganta o del sistema respiratorio y también que causen alucionaciones.

Incluso muchas de las verduras que encontramos en la línea del supermercado pueden ser potencialmente letales si no se las cocina correctamente, como son el caso de, la almendra -y otros árboles del género Prunus cuyas hojas y huesos son tóxicos a causa del ácido cianhídrico-, la manzana -cuyas semillas tienen una dosis baja de precursores del cianuro, la yuca o de la mismísima patata, la berenjena y el tomate que poseen alcaloides y solanina en hojas y raíces. Los frijoles o judías contienen precursores del cianuro en sus semillas, justamente en la parte que nos comemos. La yuca, los frijoles, la berenjena y la patata necesitan cocinarse para desnaturalizar las sustancias tóxicas que tienen en su interior. De otras de estas plantas nos alimentamos gracias a determinados órganos que no acumulan toxinas, como es el caso de la manzana o el tomate. Y en otros casos nos comemos precisamente los órganos tóxicos, las almendras han sido domesticadas especialmente para que el hueso sea la parte comestible, aún así existen variedades de almendra amarga que si bien se pueden usar en alimentación, es mejor no abusar.

Demás, de estas plantas conocidas y comestibles hay otras plantas que crecen en parques y jardines que pueden ser potencialmente tóxicas e incluso letales para los más pequeños. Las calas, las adelfas, el ajenjo, la hiedra, el rododendro,el áloe, las azaleas, las hortensias, el baladre o el lirio, todas ellas flores comunes son perjudiciales si se las come o se las restriega por las mucosas de ojos y boca. Esta es una muy buena razón para evitar que se lleven a la boca cualquier cosa que recojan, aunque sea una hoja o una flor.