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Órganos de las plantas: el tallo

Publicado por Javier García Calleja

El tallo comprende la parte área de las plantas vasculares. En él se sitúan las yemas, que dan lugar a las ramificaciones del tallo, y unos órganos de forma laminar, que son las hojas. Los nudos son los sitios en donde se insertan las hojas. Los entrenudos son las porciones de tallo comprendidas entre dos nudos.

Algunas plantas tienen el tallo tan corto que parece no existir, y sus hojas crecen muy juntas a ras del suelo; son las plantas en roseta.

Las principales misiones del tallo consisten en sustentar la estructura aérea de la planta y conducir la savia a su destino: la savia bruta (compuesta por agua y sales minerales) desde las raíces hasta los órganos fotosintetizadores, y la savia elaborada (que contiene los productos resultantes de la fotosíntesis) desde los órganos fotosintetizadores hasta todos los órganos de la planta.

En realidad una yema es un brote en miniatura, cuyos órganos suelen estar protegidos por unas hojas especiales, que son las escamas (brácteas). En la madurez de la planta algunas yemas, en lugar de originar órganos vegetativos dan lugar a órganos reproductores (flores).

Según la posición que ocupan en el tallo, las yemas se clasifican así:

  • Apicales o terminales. Situadas en los extremos de los brotes. Son las encargadas de prolongar el eje de los brotes, lo que conduce al crecimiento en longitud de la planta.
  • Axilares o laterales. Situadas en las axilas de las hojas. Dan lugar a las ramificaciones laterales, las ramas que son el equivalente a «tallos secundarios».
  • Adventicias. Se forman en sitios no habituales (los sitios habituales son el extremo del brote y las axilas de las hojas) en donde se ha producido una importante acumulación de savia, tales como: recodos, alrededor de una herida importante, etc.

Algunas especies tienen una gran capacidad para formar yemas adventicias, lo que les permite superar situaciones adversas, como el fuego, el pastoreo o la poda.

Las yemas pueden estar en actividad o en reposo. Cuando el período de reposo dura más de una estación o un año, la yema se dice que está en estado latente o durmiente.

Según los distintos órganos que originan cuando entran en actividad, las yemas se clasifican en:

  • Yemas vegetativas o de madera. Originan brotes con hojas.
  • Yemas florales o botones florales. Originan brotes con flores.
  • Yemas mixtas. Originan brotes con hojas y flores.

La duración de los tallos suele coincidir con la vida de las plantas. Según este criterio las plantas se clasifican en: anuales, bianuales y perennes.

  • Plantas anuales. Son aquellas que desarrollan un ciclo vital (germinación, crecimiento, floración y fructificación) durante un período único, dentro de la estación favorable del año. Ejemplo: la cebada. La semilla de esta planta, sembrada en otoño o primavera, origina una planta con semillas. Durante el verano que sigue a la siembra la planta muere, quedando únicamente la semilla.
  • Plantas bianuales. Son aquéllas que necesitan dos años para completar un ciclo vital. Durante el primer año acumulan reservas, que se utilizan durante el segundo año para producir las semillas. Ejemplo: la remolacha. La semilla de esta planta se siembra en primavera, y de ella sale una planta cuya raíz contiene abundantes sustancias de reserva. Si la planta no se recolecta las hojas se marchitan en el invierno, y en la primavera siguiente se forma un brote de bastante altura que produce flores, frutos y semillas, a la vez que la raíz se vacía de las reservas acumuladas durante el primer año. En el verano siguiente la planta muere, quedando únicamente las semillas.
  • Plantas perennes. Son aquéllas que viven varios años.