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La Biología Marina y la Temperatura

Publicado por Pablo Morales

La temperatura puede ser definida como la medida de la energía del movimiento molecular. Varía horizontalmente en los océanos en función de la latitud y también verticalmente en función de la profundidad.

La temperatura tiene un papel fundamental en los ciclos vitales y distribución de los organismos marinos. Los procesos vitales (metabólicos) de la gran mayoría de estos organismos suceden a temperatura entre los 0º y los 40ºC. Algunos organismos pueden, sin embargo, tolerar temperaturas superiores o inferiores a estos límites.

Entre los límites térmicos a los que nos referimos el metabolismo es dependiente de la temperatura

La temperatura actúa directamente sobre los organismos, regulando la velocidad del metabolismo (reacciones química orgánicas que sustentan la vida), siguiendo la regla de que cada aumento de 10ºC  la velocidad del metabolismo se duplica.

El aumento de esta velocidad significa un aumento proporcional en las necesidades energéticas del organismo y consecuentemente, en la cantidad de alimento para mantenerse vivo que requiere.

Además de esto, cuando por encima de los 40ºC provoca la desnaturalización (deformación) de las proteínas y enzimas paralizando todas las reacciones químicas que mantienen la vida. Cuando muy baja inhibe la acción de las enzimas y llegando al punto de congelación, destruye las células, pues el agua que existe en ellas aumenta su volumen y rompe la membrana plasmática.

La temperatura depende de dos variables básicas: radiación solar incidente y distribución de aguas y tieras. La radiación solar incide oblicuamente en las altas latitudes, próximas a los polos, siendo filtrada por una capa mayor de atmósfera y llevando al suelo 40% menos energía que en el ecuador.

Suelo y agua absorben calor diferentemente, produciendo contrastes en una latitud. El suelo y el aire se calientan y se enfrían más rápidamente que el agua. Esta diferencia hace con que el clima continental presente variaciones térmicas y sazonales (relativas a las estaciones) mayores que en los mares y océanos.

Así es que en el Sahara, la temperatura puede alcanzar los 58ºC y en el otro extremo (e la Antártida) llegar a -88ºC. En el mar la temperatura nunca queda por debajo de los -1ºC y nunca por encima de 32ºC.

Y las mayores fluctuaciones de temperatura podemos verla en la superficie del océano, bajo la influencia de las estaciones del año. A partir de los 3000 metros, la temperatura se torna uniforme a unos 4ºC.

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Entre 500 y 700 metros de profundidad se encuentra el termoclina que separa la masa de agua superior (mas caliente y menos densa) de la inferior (mas fría y densa), impidiendo la circulación de nutrientes. De esta forma la temperatura puede influir en la tasa de reciclaje de los nutrientes, que acostumbran acumularse en las capas más profundas de los océanos.

La diferencia en la temperatura entre los mares tropicales y polares se manifiesta en la diversidad mayor en los tópicos y en la biomasa mayor en las gélidas aguas del polo. La divergencia también se refleja en la vida marina.

Los organismos tropicales tienden a ser menores, a crecer más rápidamente, con una menor expectativa de vida y con reproducción más precoz y continua que las especies adaptadas a las aguas más frías.