Qué es la Proteómica
En esta época del “big data” y de los estudios poblacionales en conjunto, las ciencias biológicas no se han quedado atrás. De hecho, casi fueron pioneras en la idea de que era necesario estudiar las cosas en su conjunto para entender la función individual de cada parte. En este aspecto en biología podemos encontrar lo que comúnmente se conoce como las “-ómicas”. La primera que surgió fue la genómica que estudia el genoma en su conjunto, pero tras ella han surgido otras ómicas, como la proteómica o incluso la metabolómica. Puedes leer más sobre la genómica en su propio artículo aquí.
La proteómica nace en 1997 de la mano del Dr. M. Wilkins, durante la realización de su tesis doctoral, como derivado de la genómica para el estudio de las proteínas a nivel estructural y funcional. La proteómica puede estudiar el conjunto de las proteínas de un individuo, tejido o célula concreta, pero también la interacción entre proteínas de un sistema, ya sea de un solo individuo o de un conjunto de ellos (fácilmente entendible en el caso de microorganismos).
El proteoma se refiere a la dotación completa de proteínas (así como el genoma es la dotación completa de genes). Gracias al estudio de la proteómica se puede ver la evolución en las proteínas que contiene una célula a lo largo del tiempo, o en determinadas situaciones. Gracias a la comparación del proteoma de un sistema sano en comparación con otro enfermo o en situaciones de estrés puede observarse cuáles son las proteínas que se sintetizan, se activan o se degradan en cada una de las situaciones a las que expongamos al sistema.
La proteómica utiliza varias técnicas modernas para poder separar todas las proteínas de un sistema y analizarlas una a una. Para ello se utiliza la espectrometría de masas, la electroforesis en poliacrilamida de dos dimensiones (2D-PAGE), para separar las proteínas y la cromatografía líquida de alta resolución (HPLC) para una vez separadas establecer que proteína es cada una. A esto se suma la información que los investigadores depositan en bases de datos donde dejan sus resultados para que otros investigadores puedan identificar más fácilmente las proteínas y puedan también comparar las poblaciones de ellas.
El estudio proteómico es más complejo que el genómico. Mientras que el contenido genético de un organismo es estable a lo largo del tiempo, un único gen puede dar lugar a diversas proteínas dependiendo de las circunstancias exteriores. Además, hay que tener en cuenta no solo por la variedad de proteínas de un organismo sino también por las variaciones (activación o inhibición) que estás sufren en el tiempo. De los casi 30.000 genes del ser humano se estima que se pueden generar más de medio millón (500.000) proteínas, por lo que el aumento de la complejidad de un sistema a otro es de más de un orden de magnitud.
Pongamos ahora un ejemplo práctico para entender una de las muchas aplicaciones de la proteómica. En el diagnóstico de algunas enfermedades, como determinados tipos de cáncer, cuando se analiza el proteoma en busca de proteínas concretas que se sabe que están relacionadas con la enfermedad, en esta situación estás proteínas pueden recibir el nombre de biomarcadores.