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Tejidos vegetales: Parénquima en empalizada

Publicado por Ramón Contreras

Tanto el la histología de los tejidos animales y como en los vegetales existen los tejidos denominados parénquimas. En plantas hace referencia a un tejido concreto, mientras que en animales hace referencia a un órgano que realiza una función concreta. El parénquima vegetal tiene la característica de que forman un continuo de células poco diferenciadas de tamaño casi cubico y con paredes celulares poco lignificadas. Su función principal parece rellenar los huecos entre los tejidos diferenciados propios de las plantas. Al ser un tipo celular poco diferenciado, conserva la capacidad de dar lugar a un gran número de tejidos, por lo que se considera un tejido meristemático con capacidad de desdiferenciarse y volver a diferenciarse en otros tejidos más especializados.

Posiblemente el parénquima vegetal más conocido y con una función muy concreta es el parénquima en empalizada. Éste se encuentra en las hojas y es el tejido vegetal encargado de realizar la fotosíntesis. Sus células contienen gran número de cloroplastos y su morfología es más alargada que otros parénquimas (es unas 2 o 3 veces más alta que ancha). Se denomina en empalizada precisamente por su formación compacta (sin ningún tipo de espacio extracelular) que recuerda a postes uno al lado del otro muy apretados. Para rellenar la mayor parte de su volumen el parénquima en empalizada cuenta con grandes vacuolas donde además se almacenan proteínas y complejos que han intervenido en la fotosíntesis.

Ha recibido diversos nombres, parénquima vegetativo o mesófilo. El parénquima en empalizada forma una capa celular tanto en el anverso como en el reverso de las hojas y en los troncos jóvenes (de hecho es lo que da el color verde a las hojas debido a los cloroplastos). Las superficie de la planta que reciben menos luz, como el reverso en las monocotiledóneas, o toda la hoja en las plantas de interior cuentan el parénquima cuenta tan solo con una capa celular que se localiza bajo la epidermis de forma transversal a la superficie de la hoja, mientras que las plantas que reciben una gran insolación es común que tengan más capas celulares (hasta un máximo de 3) apiladas de parénquima, para aprovechar la energía al máximo. En las dicotiledóneas puede ser frecuente encontrar tan solo un parénquima en empalizada en el anverso de la hoja.

Si por encima del parénquima se encuentra la cutícula de la planta para su protección. Por debajo del mesófilo se encuentra el parénquima lagunar, que en contraposición al parénquima en empalizada se caracteriza por poseer grandes espacios extracelulares y que sirve tanto para nutrir el parénquima en empalizada con los elementos que han subido desde las raíces, como para iniciar el transporte de la energía obtenida en el parénquima en empalizada hacia otras regiones de las plantas. La empalizada (y la epidermis y la cutícula) se encuentra interrumpida por los estomas, que permiten el intercambio de gases entre el exterior y el parénquima lagunar, el tejido encargado de proporcionar al parénquima en empalizada el dióxido de carbono para la fotosíntesis y excretar el oxigeno que se genera durante la fotosíntesis.