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Salmonelosis

Publicado por Ramón Contreras

La salmonelosis es una infección causada por las bacterias del género Salmonella. Aunque existen varias enfermedades causadas por este grupo, como por ejemplo las fiebres tifoideas, causadas por Salmonella typhi, la mayoría de veces la salmonelosis se asocia a una intoxicación alimentaria. Su causa es la ingesta de alimentos contaminados con bacterias del género Salmonella. Puedes leer más sobre el género en su propio artículo aquí (próximamente). A pesar de que esta infección es más común en los meses estivales, puede darse también en invierno. Su mayor incidencia veraniega es debida a que las bacterias del género Salmonella crecen más rápidamente con el calor del verano en alimentos dejados a temperatura ambiente durante un tiempo prolongado. Salmonella enteritidis y Salmonella typhimurium son las especies principales que producen la intoxicación alimentaria.

Síntomas: la infección por salmonella se desarrolla como una gastroenteritis aguda. Como en muchas infecciones los síntomas se empiezan a detectar al poco tiempo, pueden empezar a aparecer síntomas a las 8 horas tras la ingestión y desarrollarse hasta en 2 días. Los más comunes son las náuseas, vómitos en los primeros momentos. Durante el transcurso de la infección son comunes los dolores abdominales y musculares, escalofríos, fiebre y diarrea.

Diagnóstico: para determinar la bacteria causante de la infección lo más normal es hacer un cultivo de heces en medio selectivo para poder actuar específicamente contra la bacteria que sea la causante. Si la infección está muy avanzada es corriente que se realicen también cultivos a partir de muestras de sangre para descartar la bacteriemia, que las bacterias hayan llegado a la sangre. Si el diagnóstico es positivo debe encontrarse la causa de la infección, qué alimento ha sido el causante, para intentar atajar la infección en otras personas que hayan comido lo mismo.

Tratamiento y profilaxis: aunque haya antibióticos que afectan a las salmonellas el mejor tratamiento es la hidratación de los afectados. La acción de los antibióticos casi no reduce el tiempo que cursa la enfermedad, mientras que crean la posibilidad de resistencias si el tratamiento no se sigue adecuadamente. Su uso se recomienda solo en las infecciones más severas o en pacientes con el sistema inmune deprimido, como pacientes de VIH. Los tratamientos pueden durar entre 1 y 4 semanas. Para los casos de bacteriemia se utilizan antibióticos de tercera generación, siempre en instalaciones de salud. Por culpa del mal uso de antibióticos en este tipo de infecciones se han creado cepas de S. typhimurium resistente a múltiples antibióticos.

Para evitar las infecciones alimentarias por salmonella es recomendable mantener los alimentos refrigerados. Además tanto el agua como los alimentos han de pasar controles de calidad microbiológicos. Especial control se ha de tener en los productos de origen avícola, pues las aves son un reservorio de salmonella. En la industria alimenticia se controlan tanto las materias primas como el producto final, para evitar la contaminación durante el procesado. En el caso de los lácteos se pasteurizan para evitar este tipo de patógenos.

Debido a la rápida propagación de esta enfermedad, por contacto con un enfermo o por ingesta de alimentos, la OMS ha catalogado a la salmonelosis como una enfermedad de obligada declaración, con el fin de evitar las epidemias.