Biología

La lepra

Publicado por Ramón Contreras

La lepra o enfermedad de Hansen, en honor al científico que describió la bacteria que la producía, es una enfermedad infecciosa. Lleva afectando a la especie humana desde antes del 2000 antes de Cristo. Edad de la que datan los huesos de un varón enterrado en la India con claras marcas de haber sufrido dicha enfermedad.

Filogenia e historia evolutiva: la lepra la produce la bacteria gram negativo Mycobacterium leprae, de la Familia taxonómica Mycobacteriaceae (las micobacterias), del Orden Actinomycetales. El género Mycobacterium comprende otras bacterias patógenas, como por ejemplo M. tuberculosis, causante de la tuberculosis. Su genoma como el de otros parásitos está severamente reducido (solo consta de 3Mb, algunos genes humanos tienen un tamaño mucho mayor). A pesar de esa reducción el tiempo que tarda en duplicar su material genético es muy elevado. Uno de sus parientes cercanos (M. tuberculosis) tiene 4 Mb, unos 4 millones de pares de bases. Por lo que M. leprae ha perdido más de mil secuencias de ADN que codificaban para proteínas durante su proceso de evolución independiente. En 2008 se descubrió M. lepromatosis, que parece ser capaz de producir también lepra, a pesar de ser una especie a parte.

Descripción: la bacteria que produce la lepra tiene un aspecto de bacilo, de un tamaño que puede variar de una a siete micras. Debido a los requerimientos nutricionales tan estrictos que tiene (como todos los parásitos), no se ha podido aislar en cultivo puro en crecimiento fuera del huésped, por lo que solo puede observarse en tejidos infectados. Esta bacteria se introduce y parasita las células del sistema inmune, principalmente en los histiocitos y en las células de Schwann.

Contagio: el contagio de lepra es muy raro, la infección tiene un desarrollo muy lento (entre 4 y 8 años), por lo que muchas veces es difícil saber donde se produjo el contagio. El medio de adquisición de la bacteria no está del todo claro. Posiblemente se produce por transfusión de sangre o por contacto de las mucosas con zonas infectadas o secreciones nasales, es decir por contacto de tejido infectado y en estado de crecimiento y zonas fáciles de colonizar como las mucosas. La enfermedad se extiende con mayor frecuencia a niños y en países tropicales. En la década de 2000s se contaron cerca de un millón de casos nuevos anuales.

Vista al microscopio del bacilo M. leprae

Vista al microscopio del bacilo M. leprae

Patología: la lepra presenta dos variaciones. La tuberculoide, que se caracteriza por tumefacción del cuerpo y lesiones cutáneas muy aparentes que se insensibilizan. La versión lepromatosa afecta a las vías respiratorias obstruyéndolas y desarrolla nódulos o lepronas por el cuerpo. Estas lesiones acaban deformando el cuerpo del afectado. Los nódulos causan la destrucción de tejido cartilaginoso por lo que la cara queda severamente alterada.

Tratamiento: afortunadamente la lepra puede tratarse con antibióticos. En 1930 empezó a utilizar daponas y rifampicina, pero ante el indicio de resistencia en algunas cepas se siguió trabajando en ello. El venezolano Jacinto Convit encontró una vacuna eficaz contra dicha enfermedad, el tratamiento debe durar entre 6 meses y dos años.

Los países con mayores tasas de lepra a principios del siglo XIX son, por orden, India, Brasil y Birmania. Historicamente se han apartado a los leprosos en leproserias. Posiblemente debido a que los leprosos no tratados acaban perdiendo dedos o trozos de nariz u oreja, debido a la insensibilización de sus miembros, puesto que la enfermedad tiene una tasa muy baja de contagio.