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Oídio

Publicado por Ramón Contreras

Se conoce como oídio a la enfermedad que causan un conjunto de hongos en las plantas. Debido a su importancia económica la vid tal vez sea el cultivo más conocido y estudiado que sufre esta enfermedad. Aunque también se ven afectadas las plantas de jardín, claveles, rosas, etc. , los cereales, cebada, trigo… y todo tipo de frutales, desde la tomatera o el melón hasta los manzanos por poner algunas especies. Cabe decir que no todos estos cultivos se ven afectados por la misma especie de hongo, aunque la enfermedad que causen se conozca con un solo nombre. La vid se ve afectada por Uncinula necátor y los cereales por Blumeria graminis, otras especies que afectan a los cereales comerciales son Erysiphe pisi y Golovinomyces orontii. Todas especies de hongos causan una enfermedad similar, aunque la forma de actuar contra cada una de ellas puede ser diferente, por lo que el estudio de cada una de ellas es indispensable para ahorrar millones en agricultura.

Los hongos causantes de oídio son patógenos obligados, es decir no pueden sobrevivir fuera de su huésped. Su genoma contiene, por lo general, un bajo número de genes y un alto contenido de secuencias provenientes de transposones que le otorgan una gran plasticidad genética para adaptarse a nuevas circunstancias, nuevas especies huéspedes y la resistencia a diferentes métodos de tratar la enfermedad. Estos hongos se aprovechan de un exceso de humedad y nitrógeno (exceso de riego y abono), así como condiciones de poca luz días cortos de invierno. Es por eso que en la temporada de frio suele aparecer este hongo en una sola planta o árbol y luego se esparce a todo el cultivo gracias al movimiento de vectores como áfidos y otros insectos chupadores.

Además de las condiciones climáticas, la susceptibilidad de las plantas a la infección por oídio también puede estar influenciada por factores genéticos. Algunas variedades de plantas han desarrollado resistencia a ciertas especies de hongos causantes de oídio, lo que puede ser una estrategia efectiva para controlar la enfermedad en ciertos cultivos. Sin embargo, la resistencia genética no es una solución universal, ya que las especies de hongos pueden evolucionar para superar la resistencia de las plantas.

La mejor forma de combatir la aparición de esta enfermedad es corregir las condiciones de crecimiento, ya sea con menos riego o menos abono o poniendo al suelo sustancias que retengan el nitrógeno, como azufre o cobre. En general el oídio se reconoce porque genera una capa algodonosa, de color blancuzco o gris, sobre las hojas, tanto en el haz como en el envés, y en troncos verdes. Esto hace que las hojas se amarilleen y acaben secándose antes de tiempo, dejando a la planta sin fuente de energía, por lo que la producción de frutos se ve afectada.

En los cultivos tradicionales, a los que no se les trata con químicos puede usarse leche diluida en agua como fungicida, aunque el mecanismo no se conoce exactamente, parece que retrasa la infección aplicado cada semana. Sin embargo, en casos de infestaciones severas, puede ser necesario el uso de fungicidas químicos para controlar la enfermedad.

Existe el género Oídio, en el que se han agrupado todas las especies causantes de esta enfermedad, independientemente de la nomenclatura anterior. Estos hongos se denominan imperfectos, puesto que su fase sexual todavía no es conocida. El género agrupa una centena de especies, de las que muy pocas de ellas no infectan plantas y un par de ellas se ha descrito que son capaces de infectar humanos o vivir como parte de su biota interna. Pertenece a la familia Eriphaceae, las erifáceas, dentro del orden Erysinphales, de la Clase Ascomycetes, de la División Ascomycota. La investigación continua en este campo es crucial para entender mejor la biología de estos hongos y desarrollar estrategias de control más efectivas.