Biología
Inicio Histología Sistema linfático

Sistema linfático

Publicado por Ramón Contreras

El sistema linfático recorre todo el cuerpo de los animales recogiendo la linfa del espacio intercelular y llevándola hasta el corazón donde se mezcla con la sangre. El sistema linfático forma parte pues del sistema circulatorio, está formado por conductos similares a los del sistema sanguíneo y su recorrido es muy parecido al de este, es por lo tanto una segunda red de transporte de líquidos.

El sistema linfático capta la linfa por todo el cuerpo y la transporta unidireccionalmente al corazón, en contraposición al sistema circulatorio en el que la sangre recorre el cuerpo desde el corazón hacia los tejidos y de vuelta. Se denomina linfa al líquido sin pigmentos que se acumula en el espacio extracelular que tienen los tejidos. La linfa tiene una composición parecida al plasma sanguineo, en cuanto a contenido de proteínas, ácidos grasos y células que están presentes en la sangre, como cancerosas o gérmenes.

Cuando los tejidos son irrigados por la sangre, captan oxígeno, nutrientes y agua. Parte de esta agua y algunos iones no son utilizados por las células, quedando en la matriz celular. Para evitar la acumulación de líquido en los tejidos el sistema linfático capta de forma activa estas sustancias y las regresa al corazón, gracias al movimiento muscular del propio cuerpo. Al igual que el sistema sanguíneo el sistema linfático cuenta con capilares y vasos, que convergen en conductos que acabaran en la vena subclavia, justo por encima del corazón en el recorrido de la sangre, cerca de la vena yugular externa izquierda. El sistema linfático irriga todos los tejidos vascularizados, excepto el sistema nervioso central. Los capilares linfáticos son de mayor tamaño que los sanguíneos y su estructura celular permite la entra de líquido en ellos pero no la salida.

El sistema linfático cuenta con varias glándulas, las más importantes son el timo y el bazo. Su función principal es la eliminación de la sangre de células viejas, mientras que la médula ósea, que se considera parte del sistema linfático es la que genera las nuevas células sanguíneas. Además de estas glándulas el sistema linfático también cuenta con tejidos linfáticos: las amígdalas, las placas de Peyer o la médula ósea. Además distribuidos por el sistema linfático se hayan los ganglios y los nódulos linfáticos. Ambos son acumulaciones de tejido linfático envuelto en fibras elásticas, la diferencia radica en la cápsula de tejido conectivo de los ganglios linfáticos.

En ellos la linfa se ve obligada a pasar a través del filtro que forma el tejido conectivo, poniendo en contacto estrecho la linfa con los linfocitos (un tipo de glóbulo blanco) permitiendo así detectar toxinas, bacterias o virus. Los linfocitos son parte esencial del sistema inmune, son capaces de generar anticuerpos y destruir células anormales, son además los encargados de la inmunidad específica y adquirida.

Además de eliminar el exceso de agua de los tejidos, el sistema linfático se encarga de eliminar específicamente de la sangre del sistema cava del intestino el quilo, un líquido con alto contenido en grasas procedente de la absorción intestinal.