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Aclimatación

Publicado por Ramón Contreras

Todos los seres vivos son capaces de adaptarse, de mejor o peor manera, a los cambios de su medio ambiente. Si no fueran capaces de ello morirían. Sin embargo, muchos de ellos son capaces de sobrevivir a condiciones ambientales desfavorables con una pérdida de su eficacia biológica (su capacidad para reproducirse). La adaptación al entorno puede ser transitoria, si no influye a largo plazo en el comportamiento o la evolución de una especie. O permanente si la adaptación influye de manera notable, tanto que provoca cambios en el genoma de la especie de forma que queda permanentemente adaptada.

Si la adaptación es transitoria, ya sea soportar las frías temperaturas del invierno, o tan solo durante unos minutos, a este proceso se denomina aclimatación. Aunque también es la exposición a un agente infeccioso como el del resfriado común. La aclimatación es un proceso gradual mediante el cual la fisiología del cuerpo se adapta para funcionar en unas condiciones diferentes de las que estaba funcionando.

La aclimatación puede ser a cualquier cambio en el ambiente. Una de los más estudiados es la aclimatación al cambio de temperatura. Frente a un cambio brusco de temperatura se considera que los animales tardan entre 5 y 10 días en cambiar la fisiología de su cuerpo para las nuevas condiciones.

Un caso interesante es el de los sherpas y otros habitantes de las cumbres del mundo que están acostumbrados a las bajas presiones parciales de oxígeno. Por el contrario los escaladores deben pasar días adaptando su cuerpo, generando más glóbulos rojos para compensar la falta de oxígeno antes de poder subir a las montañas por encima de 7000 metros de altura.

Además de la aclimatación a la temperatura y la presión de oxígeno, existen otros tipos de aclimatación que son igualmente fascinantes. Por ejemplo, la aclimatación a la luz es un proceso crucial para muchas especies de plantas y animales. En las plantas, la aclimatación a la luz puede implicar cambios en la morfología de las hojas, la densidad de los cloroplastos y la composición de los pigmentos fotosintéticos. En los animales, la aclimatación a la luz puede implicar cambios en el comportamiento, como la migración estacional, y en la fisiología, como la producción de melanina en la piel en respuesta a la exposición al sol.

La adaptación es un proceso global en el que intervienen desde los sistemas circulatorio y respiratorio, hasta la secreción glandular y a escala molecular también hay cambios en cuanto a los niveles de determinadas proteínas. Muchas veces los seres vivos son capaces de sobrevivir, de forma transitoria, a las malas condiciones adaptándose a ellas y luego volviendo a cambiar su regulación. Evidentemente existe un límite a la aclimatación, es por ello que muchos animales optan por moverse a un clima más favorable antes que adaptarse a los fríos invernales cercanos a los polos.

A nivel molecular los cambios de temperatura afectan a la producción de proteínas. Mediante la alteración de la cantidad de determinados enzimas las concentraciones de lípidos y azucares también son alteradas. Por ejemplo cuando suben las temperaturas la mayoría de membranas celulares aumentan el número de sus fosfolípidos saturados y colesterol, que confieren mayor rigidez a la membrana, para que no se deshaga. Por el contrario, cuando las temperaturas bajan las membranas se aumenta la cantidad de fosfolípidos insaturados en la membrana para permitir que la membrana permanezca en estado dinámico a pesar de que esté a temperaturas cercanas a la congelación. También los azucares disueltos en el citoplasma varían con los cambios de temperatura. Entre los anticongelantes naturales encontramos gran número de azucares que permiten que a bajas temperaturas el agua del citoplasma no cristalice y rompa la membrana plasmática o los orgánulos celulares.

Es importante destacar que la aclimatación no es un proceso aislado, sino que está íntimamente ligado a otros procesos biológicos. Por ejemplo, la aclimatación a la temperatura puede influir en la tasa metabólica de un organismo, que a su vez puede afectar su tasa de crecimiento y reproducción. Del mismo modo, la aclimatación a la luz puede afectar la fotosíntesis en las plantas, lo que a su vez puede influir en su crecimiento y desarrollo. En resumen, la aclimatación es un fenómeno complejo y multifacético que juega un papel crucial en la supervivencia y el éxito de los seres vivos en un mundo en constante cambio.