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Nicho ecológico

Publicado por Ramón Contreras

Cuando se estudian las especies de seres vivos en la ecología se trata de delimitar de forma matemática los límites de las condiciones en las que puede vivir un ser vivo. Por ejemplo los animales termófilos son aquellos que viven a temperaturas superiores a 45 ºC. La ecología trata mediante la aplicación matemática de modelos conseguir fórmulas que permitan predecir los efectos de las variaciones de los factores ambientales o bióticos en una población de una especie determinada. Para ello, resulta indispensable saber cuáles son esas condiciones óptimas de vida para la especie.

Científicamente hablando un nicho ecológico es un hipervolumen de n dimensiones, en el que n son todos los factores que afectan a la especie. El concepto de nicho ecológico visto así resulta un tanto complicado de entender. Cada uno de las dimensiones del hipervolumen puede ser tanto factores biológicos (los depredadores, las presas, otras interacciones con otras especies) como abióticos (la temperatura, la humedad, la radiación solar, la presión parcial de oxígeno, etc.) que delimitan la supervivencia de una especie. Entre estos factores se incluye la localización geográfica de la especie, es decir su hábitat, el lugar físico donde viva. Es frecuente, pero erróneo, confundir el nicho ecológico con el hábitat, por lo que hay que ir con cuidado al utilizar ambos términos.

En resumidas cuentas el nicho biológico es el conjunto de factores externos a la especie en los que ésta vive en condiciones óptimas. Hablando de forma abstracta es un concepto de fácil definición. Encontrar, en la práctica, estas condiciones puede resultar muy complicado.

En términos generales existen aproximaciones prácticas al nicho ecológico de la mayoría de seres vivos. Especies afines juegan un papel similar dentro de ecosistemas diferentes. Por ejemplo los rumiantes tienen nichos ecológicos similares, cada uno dentro del ecosistema al que se han adaptado. Los ñus, los bisontes y los toros, tienen una alimentación parecida, su comportamiento social es similar y son depredados por los grandes carnívoros. Sin embargo, cada uno está adaptado a unas condiciones de sequía o de temperaturas determinadas por su hábitat concreto.

El lince ibérico se alimenta, casi exclusivamente, de liebras, por lo que la relación depredador presa es fácil de modelar entre ambas especies.

El lince ibérico se alimenta, casi exclusivamente, de liebras, por lo que la relación depredador presa es fácil de modelar entre ambas especies.

Dentro de un ecosistema existen diferentes relaciones entre las especies que deben ser tenidas en cuenta para concretar el nicho ecológico de una especie. Algunas de estas relaciones son fáciles de establecer, como por ejemplo las relaciones depredador presa. Cuanto mayor sea el número de presas disponibles, mayor será el número de nacimientos de la especie depredadora. Otras son algo más complicadas de modelar matemáticamente, como las relaciones de competencia por un recurso, ya sea una presa, agua o un lugar para anidar. En general, las especies de un mismo ecosistema presentan nichos biológicos no solapantes. 2 especies no hacen el mismo uso de un recurso. Por ejemplo, unos pájaros anidan en las copas frondosas de los árboles y otros en los huecos de los troncos.

Cuando se introduce una especie aliena al ecosistema ésta intenta crear o reproducir el mismo nicho en el que está acostumbrado a vivir, muchas veces desequilibrando el ecosistema con perjuicio para el resto de las especies propias del ecosistema. Entre los problemas asociados a la introducción de especies invasoras se encuentra la falta de depredadores, que conlleva un aumento desproporcionado del número de individuos, que a su vez, consumen los recursos alimenticios de especies autóctonas.