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El futuro de la lucha contra la Malaria

Publicado por Ramón Contreras

La malaria o paludismo es una enfermedad humana causada por la infección de eucariotas del género Plasmodium. Existen 4 especies causantes de la malaria, siendo las más frecuentes P. vivax, que causa una versión menos grave de la malaria y, en menor medida, P. falciparum, cuya infección produce los síntomas más graves de la malaria, las otras dos especies causantes de la enfermedad son Plasmodium malariae y Plasmodium ovale, si bien en 2012 se reportó que la especie Plasmodium knowlesi, de los macacos asiáticos también podía infectar al hombre. Esta enfermedad es endémica en África, donde se cree que pasó de los gorilas al ser humano.

Se han contado cerca de 30 especies de Plasmodium que son capaces de infectar a los gorilas. En América Latina se considera que el 57% de la población está en riesgo de contraer la enfermedad. La malaria causa un millón de muertes al año, de las que el 90% son menores de 5 años, la mayoría en África. Sin embargo algo más del 50% de la población en riesgo se encuentra en zonas del sur asiático.

El paludismo se transmite por la picadura de mosquitos del género Anopheles, sobre todo durante las horas nocturnas y en el interior de las casas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) propone una estrategia multidisciplinar para frenar el contagio de estos eucariotas parásitos. Entre sus recomendaciones encontramos usar mosquiteras impregnadas en soluciones antimosquitos, así como la fumigación sistemática de los hogares con insecticidas de larga duración.

En el año 2015 se publica la estrategia técnica mundial contra la malaria 2016-2030, un plan a nivel global para erradicar la enfermedad, reduciéndola a sus zonas endémicas más profundas. De esta forma la OMS pone de relieve la necesidad de la erradicación de esta enfermedad y sienta los pilares para ello en un programa a 15 años.

En primer lugar propone el acceso a un diagnóstico y a una atención primaria para todo el mundo. A lo que añade pautas para acelerar la eliminación de la malaria y una estrategia para disminuir las infecciones.

Para ello propone como primera medida controlar el vector (el mosquito), con las estrategias antes mencionadas e insta a los gobiernos a proporcionar mosquiteras e insecticidas a las poblaciones. Para ello recuerda la necesidad de una vigilancia de las especies de mosquitos de cada área para encontrar el insecticida que tenga mayor impacto y evitar la generación de resistencias. Además se propone el uso de medicamentos preventivos (quimioprofilacticos), sobre todo entre las embarazadas y los menores de 5 años de la región subsahariana.

En las regiones con mayor riesgo se aconseja que exista un acceso universal al diagnóstico y tratamiento de la malaria y que este sea efectivo y de calidad, con compuestos derivados de la artemisina o la cloroquina, dependiendo de la especie causante de la infección. Para ello propone la incorporación de una vacuna antimalárica que está en las fases finales de autorización.

La inversión para ello no será baladí, se calcula que será entorno a los US$ 673

Millones a repartir en estos 15 años.